Por Devapriya VALISINHA
Presidente de la Mahabodhi Society (Calcuta, India)
Introducción
Este artículo fue aportado por Devapriya Valsinha a la
publicación "The Religions of the World", volumen I, editado por The
Ramakrishna Mission Institute of Culture (Calcuta, 1938) en el marco de la
sesión del Parlamento Internacional de las Religiones celebrado el año anterior.
El Parlamento Internacional de las Religiones fue
celebrado en Calcuta del 1 al 8 de marzo de 1937, bajo los auspicios del Comité
del Centenario de Sri Ramakrishna, y fue uno de los más importantes capítulos
de su programa. De hecho, era la primera vez en la historia de la India que
tenía lugar en este país, todavía colonia británica, un encuentro de alcance
internacional.
El Parlamento trató una amplia diversidad de temas
religiosos, así como temas nacionales y culturales, y hubo un gran interés
internacional en la época. Fue todo un éxito, participando en sus trabajos más
de doscientas personas, entre líderes religiosos y estudiosos.
El monje srilankés Devapriya
Valisinha (1904-1968) hizo esta aportación como presidente (1933 a 68) de
la Mahabodhi Society de India y Sri Lanka, entidad fundada en 1891 con el
objetivo de reactivar el budismo en la India, país donde se había perdido hacía
más de tres siglos.
EL CAMINO DE VIDA BUDISTA
He elegido "El camino de vida budista” como tema de mi trabajo por la sencilla razón de que si el budismo es comprendido correctamente, debe ser tomado como una forma de vida y no un dogma, a lo cual se ha negado persistentemente a convertirse a través de su larga trayectoria de dos mil quinientos años. Más de un intento se ha hecho en el pasado para introducir ideas que iban directamente en contra del espíritu de sus principales enseñanzas, pero ninguna de esas tentativas ha tenido éxito en conseguirlo. Esta es la razón por la que, aún después del transcurso de tantos siglos, su mensaje es tan vivo, verdadero y aceptable hoy en día como lo fue hace dos mil quinientos años.
En términos generales, las religiones pueden ser
clasificadas en dos grandes grupos. El primero comprende a las que se basan en
la revelación, es decir, las que adoptan su posición según la autoridad de un
santo que dice ser un profeta enviado del cielo con un mensaje determinado.
El segundo grupo se compone de aquellas que basan sus
enseñanzas no en la revelación ni en la autoridad de algún personaje, sino en
lo fundamental de los hechos de la vida y de la experiencia. Éstas últimas no
son religiones en el sentido estricto de la palabra, sino que son sistemas de
vida que pueden conducir a sus seguidores a la felicidad espiritual, que es lo
que todas las religiones persiguen.
El Budismo pertenece con toda seguridad a esta última
división, puesto que es la religión de la experiencia por excelencia. En
ninguna parte de las Escrituras budistas se encuentra una afirmación de Buda a
favor de la revelación o de una autoridad derivada de cualquier agente externo.
Tampoco han intentado sus seguidores fortalecer sus enseñanzas con la fácil
pero inestable base de una autoridad divina. El peligro de tal pretensión es
demasiado obvio para necesitar explicación. Tal autoridad puede ser reclamado
por cualquier creyente en un dogma y ¿quién puede atreverse cuestionar la
validez de la reclamación de cualquier reclamante? Sin embargo, una cosa es
cierta. Y es que tales pretensiones han provocado tanta intolerancia que la
historia de las religiones es de hecho muy dolorosa de leer.
Desde el principio de la misión del Señor Buda, que se
prolongó durante cuarenta y cinco años, puso especial empeño en hacer
comprender a sus oyentes que Él era un ser humano que, por su propio esfuerzo y
tras años de búsqueda y experiencias, había realizado la Verdad. Por esa razón
fue llamado el Buda, o el Iluminado. Examinó el mundo tal como lo encontró, y
abordó sus problemas en sus mismas fuentes. Los más duros aspectos de la vida
fueron profundamente investigados y sobre sus propias bases fue construido el
camino de vida que hoy día se conoce como el "Camino budista". Es
debido a esto a que ni la ciencia ni muchos de los movimientos modernos que han
sacudido el fondo de las creencias de muchas religiones, no han sido capaz de
hacerlo con el budismo. De hecho, los nuevos descubrimientos de la ciencia y
las ideas promulgadas por las mentes más esclarecidas de nuestros días vienen a
reafirmar aún más el punto de vista budista.
Antes de que una "Camino de Vida" aceptable sea
formulado y se convierta en parte de nuestra vida, y no quedar meramente como
los ideales de unos libros sagrados, deben establecerse sus principios básicas
con claridad, y sin ambigüedades para nuestra comprensión. Jamás han sido
enunciados estos fundamentos tan claramente y tan bien como se han hecho en el
budismo. En él no hay la menor posibilidad de malentendidos o de errores de
interpretación. Y ¿cuáles son esos fundamentos? Son las Cuatro Nobles Verdades
enunciadas por el Buda, a saber: Duhkha
,o la existencia del sufrimiento o la desarmonía; Duhkhasamudaya, el origen del sufrimiento, que no es sino el deseo
o el apego; Duhkhanirodha, o la
extinción de este sufrimiento; y por último Duhkhanirodhamagga,
o el camino para la extinción de este sufrimiento. La última de estas verdades
es, por tanto, el Camino de Vida budista.
"Una sola cosa enseño: el sufrimiento y la
eliminación del sufrimiento", dijo el Buda."Ahora he aquí la Noble
Verdad del sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la enfermedad es
sufrimiento, la muerte es sufrimiento, tristeza, pesar, aflicción, lamento. La
unión con lo desagradable es sufrimiento; separarse de lo amado es sufrimiento,
los deseos insatisfechos es sufrimiento; en una palabra, los Cinco grupos de Agregados
son sufrimiento" (VER NOTA AL PIE). Esta
exposición del Buda acerca de los más simples hechos de la vida es tan cierta e
innegable que casi no requiere ningún comentario. Y sin embargo, es la recta
comprensión de este importantísimo hecho de la vida la que nos permitirá que
busquemos una forma de liberarnos del sufrimiento. Si no existiera el
sufrimiento o la falta de armonía en el mundo, y si todos fuésemos felices, no
habría razón para que siguiéramos una religión, cualquiera que ésta sea. Nos
contentaríamos con ser materialistas y, probablemente, seguiríamos a Chárvaka (VER NOTA AL PIE). Pero sabemos que el sufrimiento es un hecho. Y esta es una roca
contra la que nos estrellaremos algún día cada uno de nosotros, ya seamos
grandes o pequeños, ricos o pobres, altos o bajos y, por tanto, he aquí la suprema
necesidad de realizar esta Verdad. Tomemos un simple ejemplo. Uno de los
mayores problemas de este mundo es el hambre, que hasta el momento ha
desconcertado en la solución aun al más poderoso de los gobiernos, y no hay
sufrimiento más agudo que éste, que el Señor Buda calificó como "la mayor
de las enfermedades". Es para la satisfacción de las necesidades más
elementales del cuerpo que los hombres, mujeres y hasta niños recorren
diariamente arriba y abajo las calles de todas las ciudades modernas de hoy en
día. Si fuera posible apartarse de la multitud y observar desde un rincón este continuo
ajetreo de la vida, uno se sorprendería al contemplar la contienda de la vida y
la muerte transcurriendo en medio de ellos. Uno podría pensar que todo el mundo
se había vuelto loco. Pero, ¿qué persiguen estos hombres, mujeres y niños que
se lanzan a la calle día y noche? ¿Cuál es el motivo que provoca este enorme
gasto de tiempo y energía de la práctica totalidad de la raza humana? No es
sino el simple deseo de asegurar lo puramente necesario para la vida que, ya
sea debido a nuestra propia culpa o la constitución del mundo, no puede ser
obtenido sin el sacrificio de la mayor parte de nuestro tiempo y energía. Y lo
más trágico de todo el asunto es que, incluso los que logran obtener lo
necesario para vivir, no están satisfechos, y siguen trabajando más febrilmente
que nunca. Después de que se han satisfecho las normales necesidades,
deberíamos esperar razonablemente que se detuvieran, permitiendo que otros
accedieran a su nivel. Pero esto no es así. Tensarán todavía cada nervio suyo
en adquirir más y más riquezas para su satisfacción, y de ahí surge el
desasosiego que hoy encontramos en el mundo. Las guerras, rivalidades y odios
que presenciamos en toda las edades pueden ser atribuidos a esta deseo de
autocomplacencia.
Ahora bien ¿cuál es la causa de esta lucha a muerte entre
los seres humanos? La causa se encuentra definida en el pequeño vocablo Pali Tanha, o Trishna en sánscrito, que significa "anhelo" o
"deseo" o "codicia", y que reside en todos nosotros. Este Tanha o "deseo" está en la
base de todos los problemas de este mundo, y ha aportado indecibles miserias a
millones de seres. Es este germen poderoso el que encuentra lugar en nuestro
corazón y el que engendra todos los demás males. Es esta la causa de la
avaricia, la ira, el odio, la malicia, la rivalidad, los celos, la envidia, la
hipocresía, el engaño, el orgullo, la arrogancia y la ignorancia, y ha
arruinado a personas y a naciones. Podemos ver, por lo tanto, que la causa de
nuestro sufrimiento se encuentra dentro de nosotros pero, al mismo tiempo está
en nuestro poder el eliminar esta causa y alcanzar la felicidad. El egoísmo o
la ignorancia puede cerrarnos los ojos y no admitir este hecho concreto porque nos
sea incómodo pensar en é. Sin embargo, no por eso será refutada la verdad del
gran descubrimiento del Buda. Busquemos cada uno de nosotros, sincera y
honestamente, en nuestro corazón y tratemos de encontrar la causa de nuestra
infelicidad individual, y estoy seguro que todos llegaremos a la misma
conclusión: la causa es Tanha, el deseo, que está presente en nuestros
corazones. Por mucho que oremos no lo eliminaremos. Ni la creencia en cualquier
doctrina lo erradicará de nosotros. Ningún agente externo puede hacerlo
desaparecer. Debe ser extinguido por nosotros mismos por medio de la propia
comprensión y de la propia purificación.
Mediante esa propia purificación el Buda estableció Su
Camino de vida conocido como el Noble Óctuple Sendero. No es imposible alcanzar
la propia purificación aunque pueda parecerlo. Los budistas no creen que los
seres humanos sean nacidos pecadores. Buda proclamó que nosotros poseemos la
capacidad para superar este devorador Tanha si nos preparamos de una manera
especial. Si no ponemos fin al egoísmo, tampoco tendrán fin los sufrimientos de
la humanidad. Por eso, el budismo es la más optimista de las religiones.
Sostiene ante los ojos del mundo la perspectiva de una mejor y más noble
existencia no después de la muerte sino aquí, en este mundo, cuando no haya más
lucha, ni codicia, ni causa de sufrimiento. Que lo logremos o no dependerá
totalmente de nosotros mismos.
Nuestras ideas acerca de la vida, la propiedad, la moral
o incluso de la religión las hemos adquirido de los que nos rodean y somos, por
tanto, víctimas de las pasiones, gustos y aversiones de los que nos han
precedido. Si somos capaces de liberarnos de la esclavitud de los dogmas
establecidos, veremos las cosas desde un ángulo distinto. Veremos la verdad
cara a cara.
El Camino de la vida budista es, por consiguiente, una
preparación que debemos seguir para alcanzar este alto ideal. Las etapas de
este Sendero son: Comprensión Justa, Aspiración Justa, Palabra Justa, Acción
Justa, Vida Justa, Esfuerzo Justo, Atención Justa y Concentración Justa,
Comprensión Justa (pali, Samma Ditthi) es necesaria sin duda
antes de que podamos tener éxito en cualquier empresa. Tenemos que evitar el
error de comenzar con puntos de vista erróneos, porqué en tal caso, nada de lo
que siga podrá salir bien. Si la base ha sido
bien establecida, la estructura será fuerte y estable, pero si hemos
hecho unos cimientos débiles y falsos
pronto seguirá el desastre. Para adquirir una Comprensión Justa uno
tiene que ser imparcial con respecto a todas las ideas y a todos los hechos de
la vida. Por ejemplo, si un hombre movido por piensa que es bueno para él robar
a su vecino con el fin de enriquecerse, no estará actuando con una comprensión
correcta. Debería más bien considerar que la felicidad de su vecino es tan
importante para él como la suya propia, y así respetaría sus sentimientos. La
carencia de una justa comprensión en cuestiones religiosas, sociales y
políticas ha sido la causa de mucha incomprensión y sufrimiento a lo largo de
la historia. Si la doctrina budista de la Comprensión Justa se hubiera conocido
y practicado, gran parte de ese sufrimiento se podría haber evitado. Las
páginas de la historia están llenas de ejemplos de persecuciones religiosas
debido a una de Comprensión Justa en relación a la actitud que uno debe adoptar
al afrontar la oposición. Para muchos dogmáticos, la única manera para acabar
con cualquier diferencia de opinión es con el uso de la espada. Pero el budismo
enseña que una Comprensión correcta consiste en desenmascarar el error por la
difusión del conocimiento. Esta es la razón por la cual entre los budistas no
se ha producido ni un solo caso de persecución religiosa.
Aspiración Justa (pali, Samma Sankappa), consiste en el
cumplimiento de la meta que tenemos ante nosotros sin desviarnos del Recto
Sendero. Debemos tener claro el objeto de nuestra aspiración. Si queremos
llegar a Bombay, no es adecuado tomar un tren a Madrás. Sólo nos iríamos a
dónde no queremos. Por tanto, para el budista, la Aspiración Justa consiste en
tratar de alcanzar ese alto estado de perfección en el que el sufrimiento y la
lucha habrán terminado. Esto es algo que puede ser alcanzado en este mundo
gracias a un estado de plena conciencia.
Palabra Justa (pali, Samma Vaca), consiste en decir la verdad
y evitar la mentira, el lenguaje áspero y la charla necia. La palabra
incorrecta le ha traído al mundo más infelicidad que cualquier otra cosa. La
mentira individual está más o menos admitida por todos como algo malo, pero la
mentira colectiva hecha por naciones y comunidades está aún más allá del
reproche. Sabemos que muchas naciones han recurrido a campañas de embustes en
contra de sus oponentes, con el fin de despertar las pasiones de sus propios
compatriotas. Durante la última Guerra Mundial, hubo una continua campaña, y lo
mismo se está repitiendo hoy cuando se están haciendo febriles preparativos
para iniciar otra masacre. Se dice que los fabricantes de armamento están
gastando cientos de miles de libras en mentirosa propaganda con objeto de
lanzar una nación contra otra, para que así puedan dar salida a sus respectivos
armamentos. Ellos piensan sólo en su propio beneficio, sin tomar en cuenta los
padecimientos a que dará lugar una gran guerra. Aquí podemos percatarnos de lo
importante que es para nosotros cultivar la Palabra Justa.
Acción Justa (pali, Samma Kammanta), consiste en abstenerse
de matar, robar, cometer adulterio y tomar bebidas embriagantes. Matar por
deporte es aún peor que hacerlo por otras razones, pues demuestra un bajísimo
nivel de calidad mental encontrar placer en la destrucción de vidas inocentes.
Una de las primeras cosas que hizo el emperador Asoka cuando abrazó el Budismo
fue detener las cacerías reales. Hay muchos deportes inocentes en el que los
que pueden tomar parte los que deseen divertirse en lugar de la caza de
animales, que no es sino un residuo de los hábitos salvajes del hombre de las
cavernas. La Acción Justa consiste también en hacer actos con resultados
positivos, tales como ayudar a los pobres, asistir a los actos enfermos, y
otros actos caritativos en general.
Vida Justa (pali, Samma Ajiva), consiste en ganarse la
vida por medios justos y no recurrir a métodos espurios. Hay ciertos tipos de
oficios que un budista debería abstenerse de ejercer. Son los que causan sufrimiento
a los demás como el matar animales, cazar, comerciar con productos
intoxicantes, el comercio de esclavos y armas, etc. El budismo, al insistir en
una Vida Justa, ataca en sus propias raíces muchos de los males del mundo. Si
estas cinco formas erróneas de medios de vida se fuesen eliminadas, el mundo
sería un lugar más feliz de vivir de lo que es hoy. Muchos siglos antes de que
Abraham Lincoln aboliera la esclavitud, el Señor Buda ya la había prohibido en
la India.
Esfuerzo Justo (pali, Samma Vayamma),
consiste en no permitir que surjan en la mente malos pensamientos, expulsando a
los que ya han surgido, y despertando los buenos pensamientos y deseos que aún
no se hayan originado, y aún fortaleciendo los que ya existen. El Señor Buda
puso mucho énfasis en el control de la mente, ya que es la mente que crea y
dirige. Si se controla la mente y purifica, las acciones también se convertirán
en puras.
"Todos los estados condicionados tienen por causa la
mente, la mente de su dueña, son hijas de la mente. Al que habla o actúa con
mente inconsciente le sigue el dolor, como la rueda sigue la pisada del
buey". Estos son los primeros versos del Dhammapada.
Atención Justa (pali, Samma Sati) significa desarrollar la
cualidad de la conciencia. En otras palabras, hay que tener los ojos bien
abiertos para que se puedan recibir las impresiones y beneficios correctos y
evitar lo que es perjudicial. Hagamos lo que hagamos, ya sea caminando,
sentándonos o hablando, tenemos que ser conscientes de lo que hacemos, de esta
manera no nos meteremos en problemas. Las malas consecuencias de las
distracciones son demasiado conocidas como para necesitar explicación. En el
budismo se enseñan varios métodos para desarrollar esta atención, pero aquí no
hay tiempo para entrar en detalles.
La última etapa en el Sendero Óctuple es Concentración
Justa o Meditación (pali, Samma Amadhi).
Este paso es absolutamente necesario para la realización del Nirvana. Es una
forma de cultura mental que nos ayuda a desarrollar las fuerzas espirituales
latentes con el fin de alcanzar el pleno conocimiento. En otras palabras, es el
más alto grado de desarrollo del Camino de vida budista, y mediante el cual uno
comprende la paz del Nirvana.
Estos son las ocho etapas en el Camino de la Vida budista
que dar lugar a la extinción del sufrimiento, y a la liberación del Nirvana.
Cuando la codicia, la ira, el odio, la ignorancia y demás males han sido
totalmente expulsados del corazón, surge entonces esa chispa que llamamos
Bodhi, la Iluminación, que nos traería la serenidad, la paz, la alegría y la
felicidad perfectas.
Ahora cabe preguntarse razonablemente por la cuestión
¿qué es lo correcto? Esta es, de hecho, una pregunta difícil de contestar. Nadie
que posea un conocimiento limitado puede dar una respuesta adecuada a la
pregunta. Esta es la razón por la que existen en el mundo de hoy tantas
religiones y credos tan diferentes. De ahí la necesidad de que haya una
perfecta la tolerancia respecto a las opiniones de los demás. Los budistas
tienen una excelente pauta mediante la cual poder juzgar lo que está bien y lo
que está mal. Como que la eliminación del sufrimiento es el objetivo principal
del Camino de Vida budista, cada pensamiento, palabra o acción que vaya a
aumentar este sufrimiento es un error, y cada pensamiento, palabra o acción que
ayude a eliminarlo es lo recto. Creo que esto puede servir como una guía segura
y suficiente para la cuestión de lo bueno y lo malo. Buda se negó a entrar en disquisiciones
metafísicas para no oscurecer el problema más inmediato que tenemos ante
nosotros. ¿Existe Dios o sin Dios? ¿Es la vida eterna o no es eterna? Estas
preguntas se dejaron de lado, pues no se requiere contestarlas para alcanzar el
Nirvana. El gran problema inmediato para Buda era el sufrimiento y la extinción
del sufrimiento. Lo que no contribuyera a ese objetivo lo fue dejado al margen,
aconsejando a sus seguidores no ocuparse con ello. Cuando fue interrogado sobre
estas materias, explicó su posición en una parábola: "Si un hombre es
alcanzado por una flecha venenosa y le dijera al médico que se la va a extraer
“no permitirá que me extraiga la flecha antes de saber a qué casta pertenecía
el hombre que la disparó, cuál es su nombre, si es alto o bajo, corpulento o
delgado, dónde vive, de qué material está hecha la punta de la flecha, de qué
material la cuerda del arco”, este hombre moriría antes de que obtuviera una
respuesta a todas sus preguntas. De igual manera moriría la persona que se
pasara la vida estudiando todas esas cuestiones filosóficas y metafísicas y no
siguiera el Camino. La solución a todas esas similares cuestiones no conduce a
la calma, al verdadero conocimiento, a la iluminación, al Nirvana".
Buda ni siquiera preguntó a sus seguidores a aceptar lo
que Él decía como la verdad. Exigió a todos sus seguidores realizar la verdad
por sí mismos, por su propio entendimiento. Buda señaló meramente el camino. He
aquí lo que dijo a los Kalamas: "No creáis algo meramente porqué se rumoree.
No aceptéis las tradiciones porque sean antiguas, y hayan sido transmitidas a
través de muchas generaciones. No creáis algo porque se comente o porque la
gente habla mucho sobre ello. No creáis simplemente porque cuentan con el
respaldo del testimonio escrito de un antiguo sabio. Nunca creáis algo en razón
de que la opinión está a su favorecen, o porque la costumbre de muchos años os
incline a tomarlo como cierto. No creáis cualquier cosa basada en la mera
autoridad de vuestros maestros o sacerdotes. Someted cualquier cosa a vuestra
propia experiencia. Y si después de una cuidadosa investigación está de acuerdo
con vuestra razón, y es conducente a vuestro propia bienestar y prosperidad,
así como al de los demás seres vivos, entonces, aceptadlo como verdad y regulad
vuestra vida en virtud en consecuencia”.
Esta es una exposición que no tiene paralelo y que
demuestra la firme convicción de Buda de que lo que había descubierto era
cierto e incontrovertible. Una doctrina que no pueda resistir la prueba del
examen y del razonamiento no tiene ningún valor y debe ser rechazada. Esta
libertad de aceptar lo que es verdadero y beneficioso y de rechazar lo que es
falso, es uno de los mejores regalos de Buda al mundo. Esta es la Carta Magna
de la libertad humana. Mucho tiempo antes que la experimentación científica de
los problemas se convirtiera en un método aceptado de estudio en Occidente, el
Señor Buda ya la había aplicado en la India. Él dio una nueva luz, rescatando
la humanidad de la servidumbre a la autoridad sacerdotal, a la superstición y a
la fe ciega. El mundo moderno ha reconocido ya estos males y las generaciones
más joven los están superando lentamente, pero con firmeza. Ellos encontrarán
en el budismo una religión libre de tales supersticiones, sin autoridad
sacerdotal y sin dogmas inaceptables. T. W. Rhys Davids, un famoso
orientalista, escribió una vez lo siguiente: "Nunca en la historia del
mundo fue propuesto un plan de salvación tan simple en su naturaleza, tan libre
de cualquier factor sobrehumano, tan independiente y hasta antagónico a la
creencia en el alma y a la creencia en Dios. Sea equivocado o no, significa un
punto de inflexión en la historia religiosa del hombre cuando un reformador
lleno de los más elevados propósitos morales, y educado en toda la cultura
intelectual de su tiempo establece, deliberadamente y con pleno conocimiento de
las opiniones opuestas, una doctrina de salvación para ser realizada aquí, en
esta vida, en un cambio interno de nuestro corazón, con un desarrollo perseverante
y un simple sistema de auto-cultura y de auto-control".
Una religión o un camino de vida deben ser juzgados no
sólo por las verdades que proclama, sino también por los cambios que origina en
la vida de sus seguidores. Teniendo en cuenta este criterio, el budismo ha
logrado un éxito del que podemos tener una genuina satisfacción. Dondequiera
que el budismo se ha difundido y ha penetrado su benigna influencia, siempre ha
ennoblecido la vida de las personas, llevando la felicidad y la iluminación. Ha
estimulado todas aquellas cualidades que ayudan al hombre a llevar una vida
mejor y más plena. El arte, la arquitectura, la medicina, la ciencia y la
filosofía recibieron su mayor ímpetu de manos de los budistas. Así sucedió en
todos los países en los que se difundió el budismo, como fueron India,
Birmania, Ceilán, Siam, Japón, China, Tíbet, Mongolia, Camboya o Corea. Un
templo budista no es meramente un lugar de culto, sino también un centro de
educación y de iluminación. Para los budistas, la ignorancia es un mal que
debe ser eliminado y cualquier esfuerzo que se realice en esta dirección debe
ser fomentado. El alivio del sufrimiento de los seres humanos, así como de los
animales, es una de sus principales obras, y hospitales y asilos han sido
establecidos por budistas, incluso en tiempos muy antiguos. El gran emperador
Asoka, que vivió doscientos cincuenta años antes el nacimiento de Cristo, fue
quien estableció hospitales para hombres y para animales cuando esa idea era
extraña para los pueblos occidentales.
Las persecuciones religiosas son desconocidas para el
budismo, y los budistas proclaman con orgullo que ni una sola gota de sangre ha
sido nunca sido derramada en nombre del budismo, a pesar de que se ha extendido
a por toda Asia y aún contar con el mayor número de adeptos. El tremendo cambio
que se produjo en la moralidad del pueblo de la India cuando el budismo era
allí una fuerza viva puede ser juzgado a través de los bellos relatos dejados
por viajeros extranjeros. La influencia del budismo sobre la vida de los
gobernantes se ejemplifica en la vida del emperador Asoka a quien H.G. Wells
considera uno de los seis hombres más grandes de la historia. Las famosas
inscripciones sobre pilares de piedra que dejó dispersas por toda la India dan
testimonio de su carácter noble. He aquí un par de pasajes tomados de esas
inscripciones: "En todos los lugares de mis dominios, así como entre mis
vecinos, he logrado que tanto hombres como bestias dispongan de tratamiento.
Hierbas medicinales, saludables para hombres y bestias, donde quiera que
faltaban, también se han importado y plantado. En los caminos han sido cavados
pozos, plantados árboles y erigidos albergues para uso de hombres y de
animales. Así he ordenado que a todas horas y dondequiera que yo esté, tanto
sea si estoy cenando o en el aposento de las damas, en la cama de mi
habitación, en mi coche o en el jardín del palacio, los funcionarios me tengan
informado acerca de las necesidades de mi pueblo, pues estoy listo para
satisfacerlas en todas partes. Porque nunca estaré satisfecho de mis esfuerzos
por el cumplimiento de las obligaciones. Y es que debo procurar por el
bienestar de todas las personas, y la base de todo esto es el esfuerzo y el
cumplimiento de las obligaciones. Y todos mis esfuerzos los he hecho con el de
poder desempeñar mis deberes para con todos los seres vivientes, para que todos
ellos pueden llegar a ser felices".
Asoka fue también el único emperador de la historia que,
después de obtener una aplastante victoria sobre su enemigo, y cuando podía fácilmente
ampliar su imperio por nuevas conquistas, abandonó resueltamente la guerra como
instrumento de política nacional dando paz y seguridad a todos sus reinos
vecinos. En lugar de conquistarlos por la fuerza, envió mensajeros de la Verdad
para enseñar moral, bondad y buena voluntad. Fue el Camino de la Vida budista
el que pudo lograr este maravilloso cambio en la vida de aquel emperador. Él no
sólo practicaba la virtud de la Ahimsa,
la no-violencia, sino que practicado la positiva virtud budista de Maitri, la de la compasión hacia todos
los seres vivientes.
Asimismo, el Señor Buda fue el primero en levantar la voz
de protesta contra la iniquidad y la intocabilidad de las castas en la India.
"Uno no se convierte en un brahmán por nacimiento sino por la acción".
Fue su enseñanza la que provocó en la India una unidad entre las diversas razas
y castas nunca inimaginada antes. La mera profesión de la unidad de los
principios de la religión no será de ningún provecho si en nuestra vida diaria
creamos barreras entre los hombres y consideramos que algunos son tangibles y
otros intocables. Esto sería una burla a la misma religión. Si la religión ha
de tener algún significado, éste debe ser un Camino de Vida.
Su práctica no significa visitar templos ni adorar ídolos,
sino conducir nuestras actividades diarias de conformidad con los más elevados
principios de la religión. Si nuestro comportamiento para con los demás seres
es deshonesto, traicionero, arrogante, cruel e indiferente, entonces todas
nuestras oraciones o culto en los templos o la repetición de palabras sagradas
no nos llevarán ni una pulgada más cerca de la meta de la felicidad espiritual.
Nosotros reflejamos el grado de crecimiento espiritual
que poseemos en nuestras relaciones con nuestros semejantes, en los pequeños
actos de bondad o crueldad. Por tanto, el Camino de Vida budista consiste en
tratar primero de mejorar estos pequeños actos de la vida, y entonces aspirar a
estados superiores de conciencia, por lo que poco a poco pasaremos de crecer en
la imperfección a la perfección. Es la visión dinámica de la vida espiritual, Bhava: hacerse o crecer desde lo más
pequeño a lo más grande hasta alcanzar el más alto ideal del Nirvana. Este
crecimiento no depende de ningún agente externo. Debe venir de dentro, y es por
esto que tienen tanta importancia el auto-control y la auto-realización en el
camino de vida que da Buda.
Terminaré estas consideraciones con las últimas palabras
que el Buda pronunció antes de entrar en el Mahaparinirvana,
en Kusinara, y que deberíamos guardar en nuestra memoria como un tesoro todos
los que buscamos la felicidad espiritual:
Attadipa Viharatha attha sarana anaññá sarana
Vayadhamma Sankhara appamadena sampadetha
"Sed una luz para vosotros mismos, sed un refugio
para vosotros mismos, no hay refugio exterior. Todas las cosas compuestas son
impermanentes. Trabajad con diligencia para vuestra propia salvación”.
NOTAS:
- Cinco Agregados: Forma (rūpa), las tendencias físicas del cuerpo, así como la imagen que la persona se hace de éste; Sensaciones (vedanā), la manera como se perciben los sentidos y las sensaciones; las Ideas abstractas (en sánscrito sangñā, en pāli sanñā), la forma como se interpreta lo percibido y la memoria; Formaciones mentales (en sánscrito samskāra, en pāli sankhāra), la construcción de la representación o de la experiencia subjetiva del objeto percibido; y Conciencia (en sánscrito vigñāna, en pāli vinñāna), la facultad de distinguir, de comprender.
- Charvaka: Filósofo materialista indio anterior al s.VI aC
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